Después de que Heracles rescatara a Teseo del inframundo, no pudiendo
hacer lo propio con Pirítoo, cual parecía su intención (tembló la Tierra al tirar de él,
sujeto a una silla por serpientes), no hubo ningún otro intento de rescate y
allá quedó para los restos. Tan amigo era de él Teseo (lucharon para expulsar
los centauros de Tesalia, fueron juntos en la expedición de los argonautas y a
la caza del jabalí Calidón) que no se entiende que se resignara a no regresar
por él. Si fue capaz de adentrarse en el laberinto de Creta, matar al Minotauro
y salir tirando del hilo de un ovillo, con poco esfuerzo más hubiera penetrado
los recovecos del inframundo, distraído a Hades y salido con Pirítoo. Para su
desgracia, ya en el supramundo, lo echarían de Atenas y, refugiado en la isla
de Esciro, lo condenaría el rey Licomedes a despeñarlo por un precipicio.
Es tan extraña esta deslealtad amistosa de Teseo, que igual consideró
mejor para él quedar a perpetuidad allá en el inframundo. Al fin y al cabo
estaría más cerca de Proserpina, la amada a quién habían venido a rescatar,
para desposarla con él. Igual ella, a escondidas de Hades, se acerca a la celda
donde permanece, le alimenta, le unge las heridas, lo desata y le hace el amor
de vez en cuando.
|
Pirítoo abatiendo un centauro |
|
Teseo derrotando al Minotauro |
|
|
|
El rapto de Proserpina por Hades |