Resulta cuanto menos escalofriante conocer que a cada instante nos están
atravesando billones de neutrinos por segundo, principalmente procedentes del
sol, pero también de alguna lejana supernova y del fondo cósmico, recuerdo del
Big Bang. Neutrinos hay de tres clases, electrónicos, muónicos y tauónicos, de
menos a más pesados. Los electrónicos son de masa aproximada cien millones de
veces más pequeña que la del electrón. Estamos acostumbrados a ser
radiografiados por ondas electromagnéticas en chequeos hospitalarios y bajo
nuestro consentimiento; y si somos penetrados por ondas de alta radiación, será
porque ha habido algún escape radioactivo accidental en una planta nuclear
cercana o durante los ensayos de algún vecino de pelo espino, expresión alelada
y bata blanca, entregado a hacer rentable la fusión nuclear en frío. En
general, nada más hay que nos atraviese de forma silente e inmisericorde.
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neutrinos |
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Vecino peligroso |
No debía preocuparnos porque esto ha sido así siempre y parece que no
nos ha estropeado la evolución. La alta penetrabilidad de los neutrinos y su
exigua interacción con la materia hizo (y hace) difícil detectarlos desde que
fueron postulados por Wolfang Pauli en 1930, de acuerdo con la premisa de que
la energía había de conservarse durante una desintegración beta. El físico Frederik
Reines logró detectarlos por primera vez en 1956, y por ello recibió el premio
Nobel. Los métodos se han ido perfeccionando, y son dos principalmente: uno
basado en su reacción con el Cloro-37, otro en el efecto Cherenkov, cuando chocan
con un núcleo de hidrógeno en una masa de agua o hielo. Este método es el
aplicado en el reciente proyecto de un telescopio de neutrinos instalado en el
Polo Sur, el IceCube, que pretende mapear el firmamento del hemisferio sur,
para localizar las principales fuentes de emisión.
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Frederik Reines |
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Ice Cube |
Cuando en 1967 se preparó una enorme piscina de percloretileno en Dakota
del Sur para detectar los neutrinos solares, los resultados no concordaban con
los cálculos, detectando solo un tercio de los previstos. Creyendo que fallaría
la técnica se probó de distintas formas y siempre ocurría igual, hasta que se
entendió lo que se conoce como oscilación
de neutrinos, que consiste en una continua transmutación entre las tres
clases de ellos (electrónicos, muónicos, tauónicos), debiendo aplicar a la
estimación teórica, el factor un tercio. El papel que han cobrado en el Modelo
Estándar ha sido algo revoltoso, tal que al principio se mostraron remisos a
manifestarse con masa distinta de cero, como ocurría con la previsión de Pauli.
El Modelo Estándar ha funcionado excelentemente para muchas cosas, y el
espaldarazo definitivo lo ha recibido el año pasado con el descubrimiento del
bosón de Higgs. También al final han encajado perfectamente las tres familias
leptónicas, donde están incluidos los neutrinos. Sin embargo hay enigmas que
les atañen y que vuelven a demostrar su afán escurridizo o intrusista como cuando
en algunos procesos se aplica también la conservación del momento de los
neutrinos y se aprecia una energía ausente (missing
energy), que sería la que falta después de descontar la aportación de los
neutrinos. Es como si regresásemos al punto de partida teórico, al necesitar un “redondeo” en la
conservación de la energía, obligándonos, no ya a rellenar aquella
incomprensible laguna postulando nuevas partículas, sino postulando el origen
de una nueva física. La cual, por otro lado, apunta maneras al reunir una
teoría cuántica de campos y la Relatividad
General de Einstein, en lo que se conoce como teoría de las Supercuerdas.
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Super cuerdas |
Ni siquiera los neutrinos son buenos candidatos para explicar la
reconocible y no vista materia oscura del Universo. Así pues, resulta tan
complejo todo este entramado teórico que igual asoma alguna mente genial (o un
grupo de investigadores geniales) que sea capaz de solucionar no solo estas
desavenencias teóricas sino el estar siendo atravesados continuamente por
tantos billones de neutrinos, que además deben hacerlo trasmutándose dentro de
nosotros mismos entre los tres tipos conocidos, acaso produciendo radiación
Cherenkov, si reaccionan con nuestro 70% de agua, o iniciando una cadena de reacción
PPI, al estilo solar. No me extraña que últimamente me aqueje cierto hormigueo
estomacal.
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Efecto Cherenkov |
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Dolor de estómago indeterminado |
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