lunes, 30 de julio de 2012

Silas Marner

Tejedor de Patio Lantern de donde es expulsado por la congregación religiosa a la que pertenece acusado de robo de los fondos; estafado por su mejor amigo; engañado por su prometida. Viaja al sur, se instala en el pueblo de Raveloe, durante quince años trabaja encorvado sobre la rueca y el pedal. Avaro, esconde sus ahorros, doscientas setenta y dos libras, bajo un ladrillo. Le roba esta cantidad un joven libertino, desalmado, aficionado al juego: Dunsey. El hermano mayor, Godfrey, está casado en secreto con una adicta al opio, con la que tiene una niña que aborrece; y está enamorado de la hija de un hombre rico. La adicta al opio quiere destapar el fruto de su pecado en una fiesta, pero de camino le pilla una tempestad de nieve, haciéndola caer muerta junto a la cabaña de Silas Marner. La hija de dos años, Eppie, es adoptada por el tejedor. Callan el secreto. Dieciséis años después Eppie es querida en el pueblo, reconocida, ha cambiado la vida de Silas Marner. Pero un día se descubre el antiguo secreto: Godfrey confiesa a su esposa, hija de rico, Nancy, su paternidad y antiguo matrimonio con la adicta al opio. Ahora quieren que sea criada como hija de un caballero. Pero Eppie no quiere renunciar a Silas. Al final todo acaba feliz.

¿Habrá argumento más cargante y falso en toda la novela del XIX, extravagante, retorcido, abundoso  en ejemplos morales y doctrinas edificantes?

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