viernes, 28 de diciembre de 2012

Drunker Shakespeare in love



  De un Shakespeare borracho califica Heinrich Heine (Memorias) al dramaturgo alemán Dietrich Grabbe, uno de los más prolíficos, adelantados y relevantes del siglo XIX. En vida sólo estrenó una obra, Don Juan y Fausto, escribiendo otras muchas de carácter histórico y una,  El conde Theodor de Gothland, 1819-1822, que era declaración de guerra contra las comedias sentimentales, en boga en aquel momento. Tomándolo como referencia, Bertold Brech escribió a los veinte años Baal, cuyo protagonista es un poeta que afronta distintos lances sexuales y comete un asesinato. La bebida agrió el carácter de Grabbe o sencillamente lo resaltó, siendo ya de por sí brusco, desenfrenado y antipático. Fracasó su matrimonio con Louise Clostermeier y perdió el empleo como auditor de guerra en Detmold y la colaboración que realizaba en el teatro Düsseldorf. Es posible que si hubiera conocido a una musa tipo lady Viola de Lesspes, modernamente el director de cine John Philip Madden habría rodado una película basada en ello, digamos un Drunker Shakespeare in love.

Christian Dietrich Grabbe



Baal 

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