miércoles, 26 de diciembre de 2012

La caída mortal de Murillo



 La cuestión no es si Bartolomé Esteban Murillo se cayó en Cádiz o en Sevilla mientras pintaba Los desposorios místicos de Santa Catalina para el retablo del convento de los capuchinos de Cádiz, lo cual en poco tiempo le produjo la muerte, sino por qué no había un Plan de Seguridad de Obra donde se contemplaran los Riesgos Laborales y sus mecanismos de prevención e intervención. En tal caso el andamio sobre el que hubiera estado subido cumpliría unos mínimos inexcusables en adición a otras medidas : la distancia entre borriquetas no hubiera sido superior a 3,5 m, las cruces de San Andrés hubieran estado a ambos lados, se hubieran usado anclajes adecuados, apoyos sobre una base sólida y por supuesto una barandilla de seguridad tipo sargento, barra intermedia y rodapié, zapatillas antideslizantes, casco de seguridad, cinturón de seguridad clase A, tipo I, escalera de mano de un metro por encima de la altura a salvar, red de funambulista, maroma flexible tipo puenting, plan de evacuación, etc. etc. Por fortuna, su discípulo Francisco Meneses Osorio sí cumplió la normativa y requisitos para abordar la pintura de altura, gracias a lo cual pudo continuar y dar término al lienzo, sin que se accidentase fatalmente.

La caída mortal de Murillo. Manuel Cabral Aguado Bejarano (1827-1891)
 

Los desposorios de Santa Catalina

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