Entre los más importantes heterónimos de Fernando Pessoa, el
único que dejó sin fecha de fallecimiento fue Ricardo Reis. Ya le dijeron una
vez que era una estupidez aquello de inventar vidas y tratarlas como si fueran
reales. Tenía algunas razones para ello: una que ni él mismo estaba seguro de
existir, así que quizás no fuera tan grande la diferencia; dos que a falta de
amigos que lo llenaran espiritualmente, allí estaban estos, surgidos de sí y
moldeados a la medida. A Álvaro Campos y
Alberto Caeiro les puso fecha de fallecimiento y en cambio a Ricardo
Reis, no. Es posible que fuera descuido o puede que a este (como amigo) lo
necesitara hasta sus últimos días de vida para intercambiar epístolas o diálogos
imaginarios. O sencillamente estaba escrito que le sobreviviera para que
llegara otro loco del estilo y le siguiera el juego cerrando el ciclo. Este fue
José Saramago, que escribió: El año de la muerte de Ricardo Reis.
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