martes, 25 de junio de 2013

La duda de Blaise



  La siguiente frase es atribuida a Blaise Pascal: "Aquel que duda y no investiga, se torna no sólo infeliz, sino también injusto." La ausencia del contexto y la introducción de la palabra “investiga” hace encajarla en el ámbito de las ciencias, aunque también sirva como máxima generalizada para otras situaciones de “duda” que se nos puedan presentar en la vida.

  Blaise Pascal era matemático y físico, pero esta frase aparece en sus “Pensamientos”, en su condición de filósofo cristiano. Recopilados en más de mil puntos, tenían por objeto servirle para un futuro libro que sería una apología de la religión cristiana; la muerte le impidió escribirlo. El repaso de dichos puntos no deja lugar a dudas. Incluso la famosa frase: “El corazón tiene sus razones que la razón no conoce”, se refiere a las razones para creer y amar al ser universal, a Dios, como se comprende en la continuación de la lectura del punto 423, donde se incluye.

  La frase "Aquel que duda y no investiga, se torna no sólo infeliz, sino también injusto" es errónea y malinterpretada. Está incluida en el punto 821, que contiene a su vez varios apartados. Es necesario revisar el anterior para la comprensión de la frase, que más o menos viene a decir que somos seres desgraciados si nos alejamos del conocimiento de Dios. A continuación, el siguiente punto expone: “Es por lo tanto una desgracia dudar, pero es un deber ineludible buscar en la duda y así, aquel que duda y no busca es al mismo tiempo desgraciado e injusto; y si es además alegre y presuntuoso no tengo palabras para calificar a tan extravagante criatura.”

  La palabra “investiga” no aparece, y sí “busca”. Y en vez de “infeliz”, usa “desgraciado”. Por tanto, lo que quiere decir es que siendo una desgracia dudar de Dios, puestos a dudar hay que buscarlo en la duda, siendo inapelable resolverla encontrándolo a El, si no queremos ser desgraciados e injustos.

  A Blaise Pascal no le gustaba la filosofía de Descartes, y a tenor de que duda metódica no le condujo a la inapelable confirmación de Dios, debía ser para él desgraciado e injusto. La siguiente reflexión está también recogida en sus “Pensamientos” (punto 1001):  No puedo perdonar a Descartes: hubiera querido, en toda la filosofía, poder prescindir de Dios; pero no ha podido evitar, para poner el mundo en movimiento, hacer que le diese un capirotazo; después de esto ya no necesita a Dios para nada.”

  Descartes, en el proceso de aplicación de la duda metódica hacia el encuentro con una certeza absoluta pasó por la hipótesis del genio maligno que sería un dios que nos obliga a engañarnos sistemáticamente respecto a cómo está concebida la naturaleza a nuestro alrededor.

  Luego desembocará en su famoso cogito ergo sum, extraído de su obra “Discurso del método”: “…mientras de este modo quería pensar que todo era falso, era necesario que yo, que lo pensaba, fuese algo. Y notando que esta verdad: yo pienso, por lo tanto existo era tan firme y cierta, que no podían quebrantarla ni las más extravagantes suposiciones de los escépticos, juzgué que podía admitirla, sin escrúpulo, como el primer principio de la filosofía que estaba buscando.”

  La duda de Kreutzer que surge en este punto, proyectando la duda metódica cartesiana sobre los planteamientos pascalinos, es si no cabría concluir que Dios existía porque Blaise Pascal pensaba constantemente en Él. Esto es: Pienso en Él, luego existe. Dejar de pensarlo significaría a su vez, privarlo de existencia. Además quedaría resuelta la duda, y ya no seríamos desgraciados e injustos.



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